sábado, 16 de septiembre de 2017

La Valentia Imperial

Maqueta que reproduce el centro de la Valentia Imperial en el Centro Arqueológico de la Almoina (Plaza Décimo Junio Bruto s/n Valencia).

Hola a tod@s. Hoy voy a hablar sobre la ciudad de Valentia en la época imperial (a partir del siglo I d.C.). Después de la destrucción de la misma en el año 75 a.C. por las tropas de Pompeyo hubo una fase de abandono que se prolongó durante más de medio siglo. Con todo, no debió caer en el olvido ya que la Vía Augusta pasaba por ella y, por tanto, su solar continuaría siendo frecuentado. La única evidencia arqueológica de este medio siglo es un pequeño taller de cerámica cercano a la Vía, un indicio de la situación de abandono en la que había caído la ciudad, ya que se trata precisamente de una actividad que, por su carácter insalubre, no estaba permitida en el interior de los núcleos urbanos.

Hay que esperar al período del emperador Augusto (27 a. C. al 14 d. C.) para encontrar los primeros testimonios, débiles y dispersos, de una renovada actividad urbana. Parece que no hubo una auténtica refundación planificada, sino más bien una serie escalonada de modestas remodelaciones sobre los restos de la ciudad republicana. Algunos de los antiguos edificios volvieron a ser utilizados, como el horreum, donde se tabicaron los antiguos accesos y se abrieron otros nuevos. La única evidencia arquitectónica de esta época es un gran mosaico de mortero (cemento) con cerámica triturada, hallado junto a las Cortes Valencianas.

A mediados del siglo I d. C. entre los reinados de Claudio y Nerón, se dieron mayores síntomas de recuperación reflejados en sus nuevas construcciones, que se expandieron más allá de la antigua ciudad republicana. La nueva urbe, que ya era a juicio del geógrafo Pomponio Mela una urbs notissima, resurgió con su antiguo nombre en un claro signo de recuperación de la antigua ciudad.

No fue hasta el último tercio del siglo I d.C., en la época de los emperadores Flavios, cuando Valentia experimentó un programa de monumentalización. Se duplicó la superficie de la época Republicana, se reformó el antiguo trazado viario, se construyeron acueductos y se creó una gran red de saneamiento.

Esta nueva ciudad tuvo el rango de colonia romana que era el máximo al que podía aspirar una ciudad de la época y gozó de especial relevancia entre el 70 y el 270-280 d.C. En ella había dos grupos: los antiguos habitantes o Veters y los recién llegados o Veterani. Estos dos grupos de habitantes, diferenciados según su origen, son un rasgo específico de Valentia y de unas pocas ciudades más. Esta especial situación indica que habría dos Senados diferentes, que se reunían por separado para tomar sus decisiones, aunque la superior categoría de los Veterani obligaba a los Veters a acatar sus decisiones.

La nueva colonia reformó inmediatamente su centro cívico, el foro, un gran espacio porticado del que se ha conservado parte de su lado oriental. A lo largo de sus pórticos había varios edificios. En su lado sureste se ha identificado la curia, el lugar donde se reunían los gobernantes de la ciudad. Al norte de ésta habría una segunda curia que tendría sentido dada la peculiar duplicidad administrativa de Valentia (la de los Veters y la de los Veterani).

El lado sur de la plaza lo ocupaba la basílica, en cuyo ángulo noroeste, junto a la curia, había un templo dedicado al culto de emperador, el Aedes Augusti, del que se conoce su puerta monumental.

Otra construcción de gran importancia fue el circo. Se erigió en la periferia, formando el límite oriental de la ciudad junto a un canal fluvial que rodeaba el recinto urbano.

De momento es todo por hoy. En la próxima entrega hablaré sobre el circo de la época imperial de Valentia. Y ahora una pequeño bibliografía por si queréis ampliar.

Bibliografía:
·       “Guía del Centro Arqueológico de la Almoina”. Año 2010. Autores: Isabel Escrivà, Albert Ribera y José Vioque. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.
·       “Historia de Valencia”. Año: 1999. Autores: Levante EMV y Universidad de Valencia.
·       “Valencia. La ciudad”. Año: 2011. Autor: Josep Boira Maiques. Editorial: Tirant lo Blanc.


sábado, 3 de junio de 2017

La destrucción de la Valentia Republicana

Restos de la destrucción de la Valentia republicana (Están en el Centro Arqueológico de la Almoina. Plaza Décimo Junio Bruto s/n).

Hola a tod@s. Hoy voy a hablar sobre el final de la época republicana de Valentia. La vida de la primera Valentia fue muy efímera, apenas 63 años. En el año 75 a.C. fue destruida por el general Pompeyo en el transcurso de una de las guerras civiles que asolaron el mundo romano en la convulsa fase final de la República romana.

En el año 83 a.C. se inició la guerra civil entre el partido senatorial de L. Cornelio Sila y el popular, bajo el liderazgo de C. Mario. Muerto éste y vencida su facción en Italia, muchos de sus partidarios huyeron. C. Mario había enviado como gobernador de Hispania a Sertorio, que no sin oposición, se adueñó de casi toda la provincia, excepto la Bética y el actual norte de Cataluña. Su éxito residió en la colaboración con numerosos grupos indígenas que formaban el grueso de sus tropas, junto con los itálicos establecidos en la Península Ibérica. Valentia, leal a Sertorio, fue un núcleo importante durante esta guerra civil, pues era ya una ciudad consolidada y con una buena situación geográfica y estratégica.

Durante la década que duró el conflicto en Hispania (82 a.C. – 72 a.C.) se produjeron numerosas batallas en las que Sertorio nunca fue vencido y derrotó a varios ejércitos y generales enviados por el Senado de Roma, incluido al propio Pompeyo. Éste, en un momento en que Sertorio estaba en el sur, venció a sus lugartenientes Perpenna y Herennio bajo las murallas de Valentia a los que ocasionó 10.000 bajas, entre ellas Herennio. Tras la batalla, muchos prisioneros fueron cruelmente ejecutados en el foro como revelan los hallazgos en l’Almoina de armas y de los esqueletos de 14 individuos, todos masculinos y adultos. Además, la ciudad fue arrasada, hecho bastante frecuente en los conflictos civiles romanos, e incendiada.

La ciudad estuvo abandonada y cubierta de ruinas durante 70 años aproximadamente. Tan sólo sobreviviría el Santuario de Asklepios y seguiría en uso la Vía Augusta que pasaba junto a él. La fisionomía urbana no se recuperaría hasta finales del siglo I d.C.

De momento es todo por hoy. En la próxima entrega hablaré de la ciudad de Valentia en la época imperial. Y ahora una pequeña bibliografía por si queréis ampliar.

Bibliografía:
·        “Guía del Centro Arqueológico de la Almoina”. Año 2010. Autores: Isabel Escrivà, Albert Ribera y José Vioque. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.
·        “Historia de Valencia”. Año: 1999. Autores: Levante EMV y Universidad de Valencia.
·        “Valencia. La ciudad”. Año: 2011. Autor: Josep Boira Maiques. Editorial: Tirant lo Blanc.





sábado, 6 de mayo de 2017

El Horreum.

Restos del Horreum de la Valentia republicana en el Centro Arqueológico de la Almoina (Plaza Décimo Junio Bruto s/n. Valencia).

Hola a tod@s. Hoy voy a hablar sobre el Horreum, que era el almacén de víveres de la ciudad de Valentia.

Era uno de los edificios más importantes de la Valentia Republicana. Tenía cuatro grandes naves paralelas idénticas de 5,20 m de ancho. Su anchura total era de 25 m y ocupaba una ínsula o manzana completa. Su longitud total no se conoce, ya que sobrepasa el área excavada, pero en todo caso es de 12 m como mínimo. Fue construido con grandes sillares (piedra labrada), procedentes de las cercanas canteras de Rocafort-Godella, la utilizada en Valentia durante el período Republicano y que es la misma que se usó para la catedral medieval.

Estaba delimitado al sur por el decumanus maximus, al oeste por el foro republicano y al este por el cardo maximus. Se hallaba cerca de las puertas norte y este, aproximadamente a 200 metros del río y próximo al puerto fluvial desde donde se desembarcarían las mercancías llegadas del mar.

Como ya he comentado, su función principal sería la de guardar los víveres de la ciudad, especialmente cereales, tal como sucedió siglos después con el Almudín medieval, del que curiosamente sólo le separan unos pocos metros. La existencia de un gran almacén público en pleno centro urbano, no demasiado corriente en las ciudades de la época, se explica porque era una ciudad pensada como base militar y como centro comercial. Además, también podría ser un lugar de recaudación de impuestos en especie. Los numerosos hallazgos de bienes de consumo importados, especialmente ánforas de vino de Campania y Apulia, demuestran que Valentia fue un importante centro receptor de productos, que desde aquí serían redistribuidos al interior. Todo ello viene a confirmar el importante papel que tendría el comercio en la vida de la ciudad, lo que justifica plenamente la necesidad de un gran edificio de almacenaje.

Su construcción se ha podido fechar en torno al 100 a.C. Perduró hasta la época de Augusto, en el siglo I d.C., momento en que fue arrasado hasta la primera hilera de sillares (piedras) para construir encima otro edificio público.

Es todo por hoy. En la próxima entrega hablaré sobre la destrucción de la Valentia Republicana en el año 75 a.C en el transcurso de una guerra civil. Y ahora una pequeña bibliografía por si queréis ampliar:

Bibliografía:
·       “Guía del Centro Arqueológico de la Almoina”. Año 2010. Autores: Isabel Escrivà, Albert Ribera y José Vioque. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.
·       “Historia de Valencia”. Año: 1999. Autores: Levante EMV y Universidad de Valencia.

sábado, 1 de abril de 2017

El santuario de Asklepios

Restos del Santuario de Asklepios en el Centro Arqueológico de la Almoina (Valencia).

Hola a tod@s. Hoy voy a hablar sobre el Santuario de Asklepios de la Valentia Romana.

Era un santuario público, que en la época Republicana fue coetáneo del horreum (almacén de grano) y de las termas. Era un recinto cerrado por muros de mampostería que delimitaban todo su perímetro. Su parte interna era un terreno dedicado al dios Asklepios.

En su interior, en el ángulo noroeste, habría un estanque descubierto o lacus para abulaciones rituales. La abulación es una purificación ritual de algunas partes del cuerpo antes de algunos actos religiosos. En el sur había un pozo monumental de donde provenía el agua para los ritos de purificación, que se conservaría impoluta ya que estaría cubierto por una bóveda. El edificio se extendería hacia el este donde se supone que habría un templo.

La ubicación del Santuario, se debió a la existencia de un nacimiento de agua, de ahí su relación con el culto a Asklepios, una divinidad asociada a la sanación de enfermos. Éstos visitarían el recinto sagrado con fines terapéuticos. Su asociación con esta divinidad se ha supuesto, además, por el hallazgo de dos inscripciones dedicadas a este dios sanador.

Durante la destrucción de Valentia en el 75 a.C. fue respetado por las tropas pompeyanas, ya que era habitual entre romanos que no se profanasen los lugares sagrados de la propia religión. El santuario continuó en pie en una ciudad desolada y despoblada hasta la segunda fundación de la ciudad en el siglo I d.C.

A finales del siglo I d.C. ya en el período imperial se amplió su perímetro y se construyeron probablemente dos fuentes en el norte, de las que sólo se conserva una, y una gran piscina en el centro del recinto, mientras que en el lado sur se construyó otra piscina.

Durante los inicios del cristianismo, es posible que la piscina del lado sur pasara a usarse como piscina bautismal de las prácticas religiosas cristianas, ya que era normal que los lugares de culto a Asklepios, relacionados con el agua, se transformaran en baptisterios. Se adecuó la funcionalidad del edificio y de dicha piscina al culto cristiano, lo que explica su perduración.

Durante la época Visigoda siguió en uso manteniendo, más o menos su estructura general entre los siglos V y VII. No fue hasta principios del siglo XI, en época Islámica cuando fue tapada la piscina del lado sur y se construyó una gran noria junto al pozo de la época republicana. Ambas acciones reafirman la idoneidad del lugar para la extracción de agua.

De momento esto es todo por hoy. En la siguiente publicación hablaré sobre el horreum, que era el almacén de víveres de la ciudad. Y ahora, una pequeña bibliografía por si queréis ampliar.

Bibliografía:
·       “Guía del Centro Arqueológico de la Almoina”. Año 2010. Autores: Isabel Escrivà, Albert Ribera y José Vioque. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.


domingo, 5 de marzo de 2017

Las termas de la Valentia Republicana

Restos de las termas de la Valentia republicana en el Centro Arqueológico de la Almoina.

Hola a tod@s. Hoy voy a hablar sobre las termas de Valentia en la época republicana (año 138 a.d.C al 75 a.d.C.).

El conjunto termal de l’Almoina es el mejor exponente del elevado desarrollo de la arquitectura de la Valentia Republicana. Aunque es el edificio mejor conservado de esta época, en la Antigüedad sería un mero complemento del vecino santuario de Asklepios, formando parte de su recorrido terapéutico y sacro como ocurre en los balnearios modernos.

Son de planta rectangular y ocupaban la mitad oriental de una ínsula (manzana) que, en su parte occidental la integraban las tabernae administrativas que abrían a la plaza del foro. A las termas se accedía desde el cardo maximo que en este tramo estaba porticado con pilares de madera que apoyaban sobre bases de piedra y sujetaban un tejadillo adosado a la fachada oriental del edificio, dando así mayor entidad a su acceso principal. Desde la calle se ingresaba en un pequeño vestíbulo de 4,5 x 3 m. que articulaba el acceso a las otras salas del edificio: apodyterium, tepidarium, caldarium y las letrinas.

De sur a norte, el praefurnium o sala del horno tendría su propia entrada por el lado sur de la insula. Era la dependencia meridional, de planta rectangular y con una superficie de 8 x 4 m. En su interior se ha conservado el horno y una cámara sobre la que habría un recipiente metálico que abastecería de agua caliente a la contigua bañera (o alveus) del caldarium.

En la parte trasera del praefurnium y del caldarium había dos salas cuadrangulares a las que se accedía a través de la sala del horno, que serían la leñera y un almacén.

El caldarium o sala caliente tiene unas dimensiones de 7,8 x 5,30 m. Cercano a su entrada hay un asiento o banco no apegado a la pared, de forma rectangular alargada. El fondo de la estancia lo ocupa la bañera o alveus de forma rectangular, de 4,24 x 1,02 m. Está elevada 50 cm aproximadamente sobre el suelo de la habitación, apoyada sobre suspensurare de ladrillo, creando una cámara hueca por la que circulaba el aire caliente suministrado por el horno. El suelo de la estancia, cono el del apodyterium y el tepidarium, es de losetas cerámicas en forma de escama, de color amarillo y rojo. En esta dependencia se sudaba y se tomaban baños de agua caliente.

El tepidarium o sala templada es una estancia rectangular de 6,7 x 2,90 m, a la que se accede desde el vestíbulo. En el centro hay un banco perfectamente conservado. Tanto éste como el del caldarium servían para dar masajes corporales con aceite y ungüentos que se eliminaban con el Strigilis (rascadera de metal larga y fina que en la cultura grecorromana se usaba para limpiarse el cuerpo de aceite).

El apodyterium o vestuario, la dependencia más septentrional, es también de planta rectangular de 6 x 2,90 m. El ingreso se realizaba desde el vestíbulo a través de un corto y estrecho pasillo. Al fondo de la sala, a espaldas del tepidarium, hay un habitáculo que podría interpretarse como un almacén o ropero.

En la esquina noreste del edificio estaban situadas las letrinas. Es una pequeña habitación rectangular de 5,30 x 1,30 m, a la que se accedía a través del vestíbulo. Todavía se conserva el canal que desaguaba las aguas fecales en la cloaca de la calle.

Se ha deducido que, al menos en la zona norte, habría una planta superior en la que se encontraría un depósito de aguas que se iría llenando con el agua del pozo situado allí y se vaciaría por gravedad y mediante tuberías hacia las letrinas, la bañera del caldarium y el depósito del praefurnium.

Las termas eran animados centros de vida social donde en una atmósfera de sacralidad y relajación mezclaba baños calientes con masajes siguiendo el circuito formado por apodyterium, el tepidarium y después el caldarium. Las temas solían tener entradas estrechas y estancias con escasas ventanas para evitar la pérdida de calor. Por tanto, en estos ambientes de penumbra resultaba imprescindible la iluminación artificial mediante las lucernas.

Estos baños son un testimonio excepcional de cómo fueron las primera termas romanas. Son las más antiguas de Hispania y de las muy raras que se conocen en el siglo II a.d.C.

Es todo por hoy. En la próxima entrega hablaré sobre los restos del Santuario de Asklepios que se han conservado de la Valentia republicana. Y ahora una pequeña bibliografía por si queréis ampliar:

Bibliografía:
·        “Guía del Centro Arqueológico de la Almoina”. Año 2010. Autores: Isabel Escrivà, Albert Ribera y José Vioque. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.

·        Cuadernos de difusión arqueológica 7. “Las termas de la época romana republicana de l’Almoina (Valencia). Año: 2010. Autores: Carmen Marín Jordá y Albert Ribera y Lacomba. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.

viernes, 3 de febrero de 2017

La Valentia republicana

Maqueta que reproduce el centro de la Valentia republicana. Está en el Centro Arqueológico de la Almoina.

Hola a tod@s. Hoy voy a hablar sobre la Valentia republicana que abarca desde su fundación en el año 138 a.d.C. hasta su destrucción en el año 75 a.d.C. en el transcurso de una guerra civil.

Esta primera Valentia era una ciudad amurallada. Dicha muralla tenía el siguiente recorrido: empezaba en la calle Serranos y bajaba en dirección sur, atravesando la plaza de Manises, hasta llegar a la calle Caballeros. Después de atravesar la Calle Caballeros, la muralla continuaba por la calle Juristas. A continuación pasaba por las calles Correjería, Puñalería (hoy desaparecida en la actual Plaza de la Reina), hasta llegar a la calle Cabillers, donde, en la esquina con la Calle Avellanas, giraba en dirección norte. Desde la calle Avellanas, seguía hasta la calle Edeta, y continuaba, atravesando las actuales edificaciones hasta llegar a la plaza San Luis Beltrán. Desde allí, seguía recto por la calle Conde de Olocau y todo recto, la muralla atravesaba la Plaza Conde del Real y la Facultad de Teología, para salir a la calle Viciana, donde giraba a la izquierda, en dirección oeste, y tras atravesar las Cortes Valencianas, la Plaza de San Lorenzo y la calle Zapateros, llegaba de nuevo a la calle Serranos.

Esta extensión abarcaba unas 10 hectáreas, lo cual equivale a 10 campos de futbol o a un 2% del actual distrito de Ciutat Vella (el centro histórico de Valencia que coincide con la muralla cristiana de 1365 o con el recorrido de la línea 5 de la E.M.T.).

En comparación con otras colonias de la península italiana, Valentia sería pequeña, pues aquellas estaban entre la 30 y las 90 hectáreas. Si la comparación se realiza con las de la península ibérica, la cosa cambia. Indudablemente Carthago Nova y Corduba eran mayores, pero la llamativa y hoy turística Emporion (Empuries) era “solo” el doble que Valencia y ésta era mayor que Baetulo (Badalona) y que Gerunda (la actual Gerona).

Toda ciudad romana estaba dotada de una serie de edificios públicos en los que se desarrollaban las funciones políticas, judiciales, económicas, administrativas, religiosas, etc. Parte de estas edificaciones se han conservado en l’Almoina, como es el caso del foro, las termas, el horreum y el Santuario de Asklepios.

El foro era una plaza rectangular que constituía el elemento principal del paisaje urbano de las ciudades romanas, a cuyo alrededor se situaban los edificios públicos vinculados al gobierno local. En el caso de la Valentia republicana se ha conservado muy poco, ya que fue desmantelado para construir el de la Valentia imperial. Junto al foro estaban las termas, que eran unos baños públicos que se han conservado bastante bien.

Al este del foro y al norte del decumanus se levantaba el horreum, un edificio monumental, indispensable para acumular y redistribuir alimentos y mercancías, que en el caso de Valentia llegaban a través de las vías de comunicación, tanto terrestres como marítimas y fluviales.

Frente a las termas, al este, se extendía el Santuario de Asklepios, cercano a la puerta oriental de la ciudad, del que conocemos su parte occidental. De esta construcción dedicada a la salud se ha conservado el estanque y el pozo monumental, situado al sur.

Uno de los principales hallazgos de este período es el cementerio de la calle Quart, donde se enterraron en la segunda mitad del siglo II a.C. los primeros pobladores de Valentia.

Es todo por hoy. En la próxima entrega hablaré sobre los restos de las termas que se han conservado de la Valentia republicana. Y ahora una pequeña bibliografía por si queréis ampliar:

Bibliografía:
·       “Guía del Centro Arqueológico de la Almoina”. Año 2010. Autores: Isabel Escrivà, Albert Ribera y José Vioque. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.
·       “Valencia. La ciudad”. Año: 2011. Autor: Josep Vicent Boira Maiques. Editorial: Tirant lo Blanc.
·       “Historia de Valencia”. Año: 1999. Autores: Levante EMV y Universidad de Valencia.
·       “Guía de recorridos históricos de Valencia”. Año: 2005. Autor: Fernando Sanz Ruiz. Editorial: Universidad Politécnica de Valencia.



viernes, 6 de enero de 2017

Estructura de la Valentia romana

Calle del Salvador. Corresponde con el trazado del cardo máximo.

Hola a tod@s. Hoy os voy a hablar sobre cómo se estructuraba la ciudad romana de Valentia. Era un sistema en cuadrícula típico de las ciudades del Imperio Romano. Había dos ejes principales que atravesaban toda la ciudad, el “cardo máximus”, de norte a sur, y el “decumanus maximus”, de este a oeste. A partir de ellos se alineaban otras calles paralelas secundarias que conformaban un emparrillado regular donde surgías las “insulae” o manzanas.

El “cardo máximo” correspondía con el tramo urbano de la “Via Augusta”, la gran calzada que iba de Roma a Gades (Cádiz), Este tramo se ha perpetuado en la actual calle de El Salvador (a la que corresponde la foto del encabezado) por el norte y en la calle de San Vicente, por el sur.

Estas vías principales estaban pavimentadas con grandes losas planas de piedra caliza azulada de Alcublas que se disponían sobre diversas capas de piedras, gravas y arena, muy compactadas, y que en su parte central descansaban sobre las paredes de la cloaca, en la que desaguaban otros canales menores. Tal como era habitual en las ciudades romanas, se distribuían fuentes de agua a lo largo de las calles. Dos se han encontrado en l’Almoina, una de ellas ha sido reconstruida y se puede ver en el museo.

En la época Alto Imperial (siglo I d.d.C) se mantuvo este mismo trazado creado en el período republicano (del 138 al 75 a.d.C). Sin embargo, en la parte final del Imperio ya se apreciaba la tendencia a alterar esta ordenación, con la ocupación parcial de las aceras por construcciones diversas. Tras la cristianización, este fenómeno se acrecentó todavía más. Sus edificios más relevantes, como la catedral, el mausoleo y el baptisterio, se construyeron sobre las vías principales y cortaron la misma Vía Augusta.

En la época Islámica se desfiguró definitivamente la ordenación en cuadrícula romana. Esto ocurrió en las ciudades que pasaron por una larga etapa musulmana. Sin embargo, algunos tramos de la primitiva estructura romana han perdurado, como la calle de Caballeros y las mencionadas calles de El Salvador y de San Vicente.

Por hoy es todo. En la siguiente publicación hablaré del periodo republicano de Valentia que abarca desde su fundación en el año 138 a.d.C hasta su destrucción en el año 75 a.d.C. en el transcurso de una guerra civil. Y ahora una pequeña bibliografía por si queréis ampliar:

Bibliografía:
·       “Guía del Centro Arqueológico de la Almoina”. Año 2010. Autores: Isabel Escrivà, Albert Ribera y José Vioque. Editorial: Ayuntamiento de Valencia.